¿No es tarea del novelista captar esta mente cambiante, desconocida y mal definida, las aberraciones o complejidades que puede presentar, con la menor mezcla posible de hechos externos?
Virginia Woolf, Una habitación propia
John Cassavetes (1929-1989) fue el gran pionero del cine independiente norteamericano. Una mujer bajo la influencia, junto con Faces y Opening night, constituyen una trilogía excepcional sobre los aspectos emocionales del ser humano que merece un lugar preminentre en la historia del cine del último medio siglo. Otras de sus grandes cintas son Shadows, Ángeles sin paraíso, El asesinato de un corredor de apuestas chino o Love Streams.
La etiqueta de independiente que siempre acompaña a Cassavetes está más que justificada. Peleado con los estudios y distribuidoras, autofinanció la mayoría de sus películas gracias a su argucia y a su trabajo como actor en cintas de éxito como Código del hampa (Don Siegel), Doce del Patíbulo (R. Aldrich) La semilla del diablo (R. Polanski) o La furia (Brian de Palma). Aunque recibió importantes premios, su trabajo no fue bien entendido en su momento ni por el público -muy minoritario- ni por la crítica, que despreciaron su narrativa alejada del made in Hollywood. Valga como ejemplo su primer film, Shadows (1959), obra inaugural del cine independiente norteamericano. Tras ser estrenada en pocas salas de su país y recibir malas críticas, recibió el Premio Pasinetti en el Festival de Venecia y fue nominada a cuatro BAFTA (premios de la Academia Británica del Cine). Después, se restrenó en EEUU como si se tratase de una película importada. Esa incomprensión lo acompañaría durante toda su carrera -truncada prematuramente a causa de una cirrosis hepática por sus problemas con el alcohol- no solo en su país natal, sino también entre buena parte de la crítica europea. Es probable que a Cassavetes no le molestase del todo esa etiqueta de artista incomprendido; despreciaba el cine pretendidamente comercial y sostenía que el cineasta debía defender hasta el extremo sus creencias y teorías artísticas.
La génesis y financiación de esta película fueron bastante caóticas. Gena Rowlands -casada con Cassavtes- quería trasladarse de Los Ángeles a Nueva York para protagonizar una obra de teatro. Cassavetes compuso entonces Una mujer bajo la influencia como un drama sobre la inadaptación social. Escribió tres versiones diferentes, cada una de ellas enfocada desde el punto de vista de un personaje distinto. Pretendía que algún teatro neoyorkino aceptase el reto de representar cada una de esas obras en noches sucesivas, pero su arriegada apuesta recibió negativas por todas partes. Así las cosas, decidió aunar las tres obras en una sola, pero el argumento -la vida de una mujer con graves desequilibrios mentales- tampoco convenció a productores de Broadway ni al circuito Off-Broadway. La propia Rowlands le diría que no le gustaba el personaje, razón por la cual Cassavetes decidió rodarla como película. Tiempo más tarde su mujer le confesaría que el personaje le encantó desde el primer momento, pero no se sentía con fuerzas como para representar noche tras noche a ese personaje desequilibrado. Cualquiera que lo interpretase, correría el riesgo de terminar como la pobre Mabel, protagonista de la obra.
La financiación del film tampoco fue sencilla. Ningún estudio quiso hacerse cargo de ella y Cassavetes se empeño en iniciar el rodaje en noviembre de 1972. Poco antes, apenas tenían algo de dinero gracias al trabajo de Cassavetes como actor. Peter Falk, gran amigo del director y por entonces estrella de éxito merced al éxito de la serie Colombo, puso de su bolsillo 120.000$. Por su parte, el matrimonio hipotecó su vivienda por 250.000$. Con todo, no había dineo suficiente para completar la película. Días antes del inicio de la grabación, aparecieron de la nada varios montones de cinta de rodaje que, según se cuenta -aunque Cassavetes nunca lo confirmaría-, se sustrajeron de una productora de cine pornográfico. Se contrató como técnicos y de manera gratuita, a modo de prácticas, a estudiantes del American Film Institute, muchos de los cuales se despedirían por no aguantar los métodos de trabajo de Cassavetes, Los actores aceptaron no cobrar ningún salario a cambio de un porcentaje de la recaudación aunque, avanzado el rodaje, se les pago 60$ semanales y 75$ en las últimas semanas. Poco a poco fueron consiguiendo el dinero y el rodaje se completó en 65 días, cuatro más de los proyectados inicialmente. Con la labor de postproducción, el presupuesto inicial de 400.000$ se cuadruplicó. Sin duda, el empeño del artista por llevar adelante su proyecto fue superior a todas las trabas financieras a las que se tuvo que enfrentar.
Peter Falk, John Cassavetes y Gena Rowlands durante el rodaje de Una mujer bajo la influencia |
La distribución comercial tampoco se complicó. Ninguna distribuidora quería hacerse cargo de un proyecto tan deprimente como Una mujer bajo la influencia, y menos después de que la anterior película del director, Husbands, resultase un fracaso comercial. Cassavetes trató de proyectarla en el Festival de Cine de Nueva York, que en principio la rechazo. Sin embargo, Martin Scorsesse, que le debía una a Cassavetes, intercedió por él y amenazó al festival con no exhibir su película Alicia ya no vive aquí si no se admitía la de Cassavetes. Finalmente la proyectaron, aunque no recibió críticas muy entusiastas. Esto provocó que la película continuase sin distribución comercial. Nuestro autor decidió entonces que debería autodistribuirla. Contrató varios teatros en la costa este y oeste norteamericana, organizó varias entrevistas en programas de televisión, publicitó su película en medios de comunicación y poco a poco la gente fue a los cines a verla. Tras el entusiasmo del público y varias buenas críticas, la cinta se mantuvo seis meses en la cartelera estadounidense y recaudó 6 millones de dólares, todo un logro para una cinta independiente. A ello también contribuyó sus dos nominaciones a los Óscars en las categorías de mejor actriz y de mejor director. Este dinero le permitiría rodar con cierta holgura sus siguientes películas.
El método de trabajo de Cassavtes es conocido por la dureza psicológica que imponía en los rodajes. Conseguía que los actores se metieran de lleno en el papel y discutía con ellos acerca de cada rasgo del personaje. Esto les otorgaba a los actores una cierta libertad a la hora de actuar. Cassavetes prefería que sus actores improvisasen durante la representación, entendiendo la palabra "improvisación" en su justa medida. No le concedía una importancia capital a la palabra escrita. Les decía: ponte delante de la cámara y sabrás lo que tienes que decir y cómo te tienes que mover. Solía rodar sus películas en orden cronológico para que los actores supiesen la evolución y el sufrimiento de sus personajes. De manera similar, daba cierta libertad al cameraman para rodar los planos y seguir a los actores. Esto a veces conllevaba que las escenas se tuviesen que grabar decenas de veces, como sucedió en la conocida escena de los espaguetis. En los efectos de sonido, prefería utilizar grabaciones caseras -muchas veces tomadas en su propia oficina con medios rudimentarios-, antes que grandes equipos de mezcla, en los que el sonido resultaba demasiado pulido y artificioso. En definitiva, trataba de que todos los elementos de sus películas resultasen lo más naturales posibles para tratar de captar la verdad de los personajes. `p>
Una mujer bajo la influencia (1974) describe la vida de una mujer -Mabel Longhetti- que sufre graves trastornos mentales. Está casada con un trabajador de la construcción con el que tiene tres hijos. Su enfermedad le impide acomodarse a una sociedad que no comprende sus comportamientos. La inadaptación social da paso a los sentimientos de culpabilidad, el alcoholismo, los intentos de suicidio y el internamiento en un sanatorio mental.
Mabel no acepta su trastorno y desea aparentar normalidad en la limitada comunidad que la rodea. Es un personaje de una fragilidad extrema inmersa en un círculo vicioso. Imita los comportamientos sociales que se consideraran normales: presentarse, saludar, preguntar el nombre de sus interlocutores o tratar de ser amable. Pero su torpeza en la práctica de estas competencias convierten estas situaciones en raras e incómodas, lo que le activa sus crisis nerviosas y ahonda en su ansiedad y depresión.
Podría deducirse de lo anterior que los personajes de la película no comprenden el dolor de Rowlands o que la compasión que muestran es una descripción de su incapacidad para acomodarse al diferente; sin embargo, en las obras de Cassavetes los personajes no son casi nunca buenos ni malos; con sus carencias y defectos son simples seres humanos. A pesar de que el espectador se identifique con la protagonista y cobre antipatía hacia algunos personajes, estos se comportan movidos por intereses legítimos. El ejemplo más claro lo tememos en la suegra de Gena Rowlands, que siente una clara animadversión hacia ella, pero que actúa para defeder a su hijo y a sus nietos de una mujer a la que considera peligrosa. La mayoría de los personajes se muestran afectuosos con Mabel y son conscientes de sus anomalías, pero son incapaces de amoldarse a sus conductas. La observan con compasión, a veces con temor y desconfianza. Ninguna actitud que permita desarrollar la libre personalidad de Mabel.
Mabel ante el doctor |
Mabel discute con su suegra |
Una sola excepción cabe a lo antes dicho: Nick Longhetti, el marido de Mabel, interpretado por el siempre magnífico Peter Falk, actor fetiche de Cassavetes. Trabajador de la construcción, es capaz de levantar empalizadas y de enfrentarse a las montañas y a las tempestades, pero no de reconstruir la malsanía de su esposa. Es el marco de intersección entre la locura de Rowlands y una socieldad que la rechaza. Abnegado marido, es en ocasiones duro e incluso violento con ella y conprensivo en otras circunstancias. Se ve obligado a actuar de psicólogo casero sin poseer las herramientas oportunas. Eso le lleva a sufrir también momentos de desequilibrio al no poder afrontar la situación y sentirse desbordado. Con todo, defenderá a su mujer frente a los murmullos de los demás: "Mi mujer no está loca, es inusual" -le dice a un compañero de trabajo. Con todo, es el único que conoce que tras la pátina de locura de Mabel se encuentra una mujer maravillosa y terriblemente inocente. Trata de comprenderla y de ayudarla en sus crisis, pero cuando la empatía o incluso la violencia no resultan suficientes, se ve obligado a internarla en un sanatorio mental.
El cineasta Peter Bogdanocih definiría a Mabel como una niña-mujer que todavía no ha crecido, que espera demasiado de los demás y se engaña con las películas. Y es cierto que este film tiene cierto toque cervantino. Pero en lugar de ser un personaje normal que se ve inserto en un mundo de ficción, es un personaje inusual que tiene que adaptarse a un mundo de normalidad. Si Don Quijote es un loco que se cree un caballero andante en un mundo anacrónico, Mabel es una mujer trastornada que pretende ser un persona normal en un mundo de locos. La realidad y el idealismo chocan frontalmente en ambas obras. Se ha discutido en varios estudios cuál pudiera ser exactamente la enfermedad de Mabel y se ha hablado de trastorno bipolar o de trastorno límite de la personalidad. Creo que no tiene demasiada importancia la etiqueta que queramos ponerle. La locura es metáfora de la fragilidad y el vacío vital de la protagonista. El mismo Cassavetes afirmaría: "Solo sabía una cosa sobre la película cuando la comenzamos: que era algo difícil para una mujer de hoy quedarse sola mientras su esposo a menudo está en otro lugar y vive". El designio de Mabel es envejecer mientras otros viven.
El vestuario de Rowlands es otro de los resursos que se emplea con habilidad en el film. Sus ropas, en el mundo en que se desenvuelve, resultan inadecuadas: una sudadera, una minifalda y unos calcetines rosas forman parte de su fondo de armario. Sin embargo, cuando regresa del sanatorio mental la vemos vestida de manera mucho más adecuada; pero a su vez, esa forma de vestir causa rechazo en el espectador, que observa el ropaje de Mabel como una castración de su verdadera personalidad. Ha sido sometida a tratamientos de electroshock y han tratado de borra su personalidad. Su carácter trata de ser eliminado con la vestimenta de una persona normal de clase media. "El interés por la aceptación social y como consecuencia por la propia imagen se puede encontrar también entre individuos de intensa actividad dentro de la sociedad, entre quienes quieren ser aceptados en determinados grupos. Todo ello explica la razón por lo cual muchos ancianos y también con frecuencia muchos disminuidos físicos y psíquicos cuidan tan poco su propio aspecto, precisamente porque se sienten marginados y, por tanto, sin motivaciones" (SQUICCIARINO, 1998:38-39). A pesar de que Mabel quiera ser aceptada, hay dos aspectos de las palabras anteriores que encajan en su personalidad: la falta de motivación y el sentimiento de marginación. Al inicio de la película, Mabel sale a dar una vuelta y la vemos mínimamente arreglada. Conoce a un tipo en un bar con el que no tiene una buena experiencia, ya que su incompetencia en las relaciones sociales le llevan a coquetear demasiado con él. Tras esta experiencia,
El vestuario de Mabel antes de su internamiento |
El vestuario de Mabel tras su internamiento |
El cine de Cassavetes es un cine de interiores, en un doble sentido. Desde un punto de vista escénico, la mayoría de las secuencias están rodadas en espacios cerrados, ya sea una casa (Una mujer bajo la influencia), un teatro (Opening nignt), o un local de striptease (El asesinato de un corredor de apuestas chino). Desde un punto de vista psicológico, se introduce en la vida interior de los personajes. El propio Cassavetes afirmó sobre Mabel: "En realidad, ella no es una persona exterior. Ella es exterior porque cree que se supone que debe serlo. Quiere complacer a alguien". Existe una coincidencia entre ambos espacios. Mabel solo se siente segura en su casa siempre y cuando esté acompañada de su marido e hijos. La intromisión de alguien en su hogar ya supone una invasión de su espacio y el inicio de una actuación que no sabe ejecutar. Salir de casa implica un riesgo, un acto traumático que revela todas sus dificultades adaptativas. Pero el interior escénico se transforma también en el interior psíquico, mucho más borroso y mudable. De ahí que uno de los recursos típicos de las películas del director nortemaericano sea los planos desenfocados, los movimientos de cámara y los primeros planos. Como explicó Vincent Amiel en las páginas que dedicó al cineasta en su libro Le corps au cinéma (PUF, 1998), los momentos de cercanía emocional de los personajes solo pueden ser capturados en primer plano. No son recursos gratuitos o narcisistas para remarcar sus distancias con el cine comercial, sino medios para acercarnos a las profundidades de los personajes, las borrosas fronteras entre la consciencia y el inconsciente en una plena correspondencia entre el fondo y la forma de la película. La forma se convierte así en estructura significativa, pero también en estructura individulizadora.
Mabel, en casa, trata de agradar a los amigos de Nick |
Mabel, en la calle, discute con una transeúnte |
Con anterioridad hemos indicado que a veces se ha identificado la personalidad de Mabel con determinados trastornos. Faucault sostenía que las taxonomías es uno de los métodos de control ejercidos por el poder. Mientras que en la Edad Media todos cabían bajo las amplias etiquetas de locos o pervertidos, el desarrollo de la ciencia médica en la sexualidad y en las ciencias de la mente han establecido diferentes clasificaciones que permitem ejercer diferentes tipos de control sobre las personas. Fau
Por lo general, cuando las figuras aparecen a cuerpo completo se genera una sensación de inseguridad en Mabel, que se siente vigilada y cuestionada en sus comportamientos. En cambio, cuando se utilizan los primeros planos el personaje se libera y expresa sus verdaderas emociones. Las escenas que están filmadas de manera más convencional, a cámara fija o con una posición estática de los caracteres y una iluminación adecuada -es decir, que se acerca más a los cánones clásicos cinematográficos- consituyen escenas incómodas para la protagonista, en que se ve encorsetada, ya que tiene que actuar ante la comunidad que la observa. En cambio, en las escenas de penumbra, desenfocadas o en los primeros planos el personaje se libera. Así sucede, por ejemplo, en una conversación que mantiene con su marido en que este le dice que debe ser ella misma sin importarle lo que otros opinen. La secuencia está mal iluminada y apenas se adivinan los rostros de ambos actores, acariciándose, comprendiéndose, frente al cúmulo de personajes que la esperan vigilantes en el salón y que constituyen una presencia amenazadora. Existe un cierto parecido entre esta escena del y la última escena de La semilla del diablo, film que Cassavetes detestaba a pesar de haber participado en ella como protagonista (encarnaba al marido de Mia Farrow). En esa última escena del film de Polanski, vemos a un grupo de personas que observan el comportamiento de Mia Farrow de forma parecida a como los familiares y el médico observan a Mabel. Y la sensación de terror es análoga. Se produce entonces un trasvase de géneros. El género de terror sobrenatural con presencias demoniacas se convierte en terror cotidiano. Los observadores no son ahora miembros de una secta satánica, sino los familiares cercanos de Mabel. De nuevo, existe una correspondencia entre la forma y el fondo. Las escenas más convencionales, cuando el espacio es tratado de forma geométrica, son amenazadores. Las escenas privadas, con los planos personales, desenfocados e íntimos, Mabel se libera y expresa su verdadera personalidad. Es en la cultura y en los comportamientos heredados donde Mabel se siente prisionera de una sociedad que no comprende. Se produce un conflicto, por tanto, entre lo cultural y lo no cultural, entre lo social y lo individual. Mabeles un personaje en busca de su propia individualidad.
La semilla del diablo |
Los personajes observan a Mabel |
Para Cassavetes la vida es puro movimiento. Huye del estatismo y del anclaje, y esto provoca también que se aparte de la narrativa clásica. Ray Carney, uno de los máximos estudiosos de la obra de Cassavetes, ha definido su cine como opuesto a los ideales capitalistas norteamericanos (Cassavetes on Cassavetes, 2001). El cine estadounidense, incluso en aquellas cintas protagonizadas por fracasados o perdedores -como John Voight en Cowboys de medianoche o Robert de Niro en Taxi Driver- o películas protesta como Silkwood, son conservadoras comparadas con el cine de Cassavetes, ya que insisten en la narrativa clásica que tan bien se adapta al sistema capitalista. Se parte de una situación inicial a la que sucede una complicación que los personajes deben resolver para conseguir una recompensa que dará lugar a la situación final. Es la narración encorsetada entre dos situaciones en las que se produce un proceso de transformación de los personajes. El cine de Cassavetes, en cambio, no se mide en función de recompensas, porque la vida no funciona así; su organización es mucho más caótica. La recompensa es imposible porque el problema planteado carece de solución. Mabel se enfrenta a un callejón sin salida ni posibilidad de recompensa. De ahí que se haya insistido en etiquetar la obra de Cassavetes como "cine-verdad", porque el cine de este autor no pretende eliminar los momentos intrascedentes en pos de una coherencia, sino reflejar la vida misma con todas sus incoherencias.
Con todo, cuando Mabel reconozca sus dificultades para relacionarse con los demás será el único momento en que consiga la paz. Le dice a su marido: "Ya sabes, estoy realmente loca", a lo que responde Nick: "Ni me lo digas". Entonces Nick le cura la herida que se ha provocado tras tratar de suicidarse con una cuchila, recogen el salón ("vamos a recoger este desastre"), hacen las camas, apagan las luces y se van a la cama. Se ha producido un momento de liberación. ¿Supondrá esto el principio de una mejor vida para los protagonistas? No lo sabemos. La película recoge un pedazo de vida, tan real que lo podemos sentir y oler, tan cercano que cualquier ruido que suene en nuestras casas creeremos que pertenece al film. La vida carece de coherencia y lo que hoy es malva mañana es escarlata.
Una de los axiomas de la comunicación humana es la imposibilidad de no comunicar. Comunicamos cuando hablamos y cuando permanecemos callados, cuando nos movemos y cuando nos quedamos parados, en lo que contamos y en lo que silenciamos. De hecho, uno de los recursos básicos de la narrativa es la elipsis. La película consta de dos partes bien diferenciadas cuyo eje interruptor será el internamiento de Mabel. Cuando la protagonista es encerrada en un sanatorio mental, se nos muestra en primer lugar la vida del padre con sus dos hijos. Van a la playa acompañados por un amigo de Nick y después regresan a casa hasta quedarse dormidos. A continuación se produce una larga elipsis de seis meses. Vemos entonces a Nick organizando una fiesta para recibir a su esposa. Sin embargo, todo ese confinamiento es silenciado y esa ocultación es evidentemente comunicativa.
Por mucho que haya avanzado la ciencia médica y la psiquiatría en particular, y por mucho que los tribunales de justicia traten de afinar las leyes para observar la responsabilidad moral del individuo, ni en la fecha de producción de este film ni actualmente existe siempre una clara diferencua entre la locura y el mal. Es obvio que la locura pertenece al campo de la medicina y el mal al de la moral, la sociología o las leyes. sin embargo, la frontera que separa la maldad de la enfermedad mental sigue presentando territorios pantanosos. A veces por razones evidentes: no sabemos hasta qué punto el agente es responsable de sus propios actos. Pero otras veces, porque perdura en nuestra conciencia la inexistencia de barreras entre todo tipo de sinrazón. Foucault, en su celebérrima "Historia de la locura en la época clásica" analiza sus diferentes concepciones a lo largo del tiempo. Así, en la Edad Media era considerada como una especie de providencia divina. Durante el Clasicismo, la locura separará a la razón de la sinrazón, y se confinará a todos aquellos que tegan comportamientos irracionales, desde el insensato al criminal. De hecho, entre los hospitales de caridad y los correccionales no habrá demasiada diferencia y en muchas ocasiones se juntan miembros de las dos especies en el mismo recinto.
A partir del desarrollo moderno de la ciencia médica y de los medios analíticos, con las modernas taxonomías de los diferentes trastornos mentales, se precisará la responsabilidad del individuo en sus actos. No obstante, como también expone Foucault, en la sociedad actual continúa la mezcolanza entre la locura y otro tipo de conductas no porque se hayan quedadas enmarcadas en un inconsciente colectivo, sino como herencia de haber incluido la locura en el vasto terreno de la "sinrazón". Y si hay algo que caracteriza todas estas épocas, al menos desde el Clasicismo, es que el loco es excluido de la sociedad. Es decir, el internamiento.
Si con anterioridad decíamos que los personajes en las obras de Cassavetes no son buenos ni malos, ello no puede llevar a pensar que esos mismos personajes no ejerzan un juicio moral los unos sobre los otros. Claramente Mabel posee una personalidad incomprendida cuyo enjuiciamiento cae a veces del lado de la perturbación y en otras ocasiones del lado de la moral. Así, la suegra llega a mostrarse nflexible con ella y emitirá una sentencia sobre su comportamiento. Los viandantes con los que se cruza por la calle no solo la miraránn como a una perturbada, sino como a una delincuente. Incluso su propio marido le reprohará en ocasiones sus comportamientos e incluso llegará a abofetearla en dos ocasiones, no como terapia a su locura sino como castigo que el marido le impone a la mujer por su mal comportamiento. De la misma manera, tras su internamiento, no todos contemplan de igual manera su actitud y dos de las mujeres que hay en la mesa consideran ofensivas las palabra que les profiere acerca de su aspecto físico.
Mabel se distancia del resto de los personajes por el rasgo de locura. Cada uno de los personajes tiene sus rasgos bien definidos. Así, la madre de Mabel no se comporta de la misma manera que su suegra, mucho más severa. Con todo, la película no se articula en torno a una serie de caracteres entre los que se establece una serie de relaciones, sino entre el conjunto de personas cuerdas que tratan de unir a su grupo de racionalidad a la perturbada madre y esposa. Es decir, Mabel se define por ser la "Otra", la enfrentada a ese conjunto de normas sociales que ella es incapaz de seguir. La consecuencia será el internamiento.
De su encierro en el sanatorio mental solo tenemos noticia a través de
Finalizo esta entrada con una reflexión de Cassavetes:
Una mujer bajo la influencia en Librarium Cine
Ficha en Filmaffinity
En Librarium Cine también está disponible Ángeles sin paraíso, magnífica película que también aborda el tema de los trastornos mentales, en este caso en una institución infantil. Fue el tercer largometraje de Cassavetes, protagonizado por Burt Lancaster y Judy Gardland.
Shadows |
Faces |
Opening night |
Recomendación de Jesús Pérez de Vargas Sánchez de Castro
Profesor de Lengua Castellana y Literatura
IES "Virgen de Guadalupe" de Cáceres