La bicicleta verde

LA BICICLETA VERDE

Hay pelícuas que, por diferentes razones, trascienden lo meramente cinematográfico. Sucede con La bicicleta verde (2012), primera película de Haifaa Al-Mansour y primera película en ser dirigida por una mujer en Arabia Saudí. A pesar de que oficialmente el Jefe de Estado es el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, el poder real lo ejerce actualmente el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, más conocido como MBS. En los últimos años ha tratado de modernizar el país con un conjunto de reformas que incluye una diversificación económica para que el país no se financie exclusivamente delpetróleo y una agenda aperturista, denominada Saudi Vision 2030, que trata de ofrecer una imagen más moderada del reino. Algunas de estas aperturas afectan a los derechos de las mujeres, como la posibilidad de sacarse el carnet de conducir (desde 2018) o de votar (2015). No obstante, multitud de organizaciones de derechos humanos han criticado sus políticas represoras por la detención de multitud de activistas, las crisis inicadas con países vecinos como Yemen o el Libano o con la lejana Canadá, el asesinato del periodista Jamal Khashoggi y sus constantes violaciones de los derechos humanos. El papel de la mujer continúa en un estado de marginalidad absoluta, limitada su presencia casi exclusivamente a los espacios privados.

Las mujeres todavía necesitan del permiso de un tutor -generalmente el padre o el marido- para poder realizaar actividades básicas como obtener un pasaporte y viajar al extranjero, estudiar, recibir tratamiento médico o incluso obtener el visto bueno para poder salir de la cárcel. Si un mujer es maltratada, no tiene derecho a abandonar el hogar familiar para buscar protección. Tampoco tienen libre elección decasamiento y la policía religiosa puede detenerlas si no van vestidas de manera adecuada, normalmente con la abaya y el niqab, prendas que les cubre todo el cuerpo y la mayor parte del rostro. Esto son solo algunos ejemplos de lo que supone ser mujer en Arabia Saudí.

Por esa razón, películas como La bicicleta verde son fundamentales. En primer lugar, porque suponen un acto de rebeldía contra la sociedad establecida y un pulso a los poderes dominantes y, por otra parte, por dar a conocer al mundo entero una realidad de la que no somos conscientes. En este sentido, la ficción es a veces más eficaz que los documentales o las noticias de los medios de comunicación, ya que permiten identificarnos con esas realidades.

Wadjda es una niña de diez años que sueña con comprarse una bicicleta para vencer en una carrera a uno de sus mejores amigos. Cuando se la pide a su madre, se niega en redondo ya que montar en bici está prohibido y, asdemás, puede afectar a su fertilidad. Wadjda acude diariamente a un colegio dirigido por una férrea e hipócrita mujer que reprime todo conato de libertad por parte de las estudiantes. A pesar de que la protagonista no siente un gran fervor religioso, se apunta a un concurso de recitación del Corán con el fin de conseguir los 800 riyales que cuesta la bicicleta.

Paralelamente, la madre será repudiada por su marido, que buscará una segunda esposa, al no poder quedarse embarazada tras el difícil parto de su primera hija. Las dos líneas argumentales -los deseos de la niña y el drama de la madre- convien durante el film para confluir al final.

La bicicleta se convierte en símbolo de igualdad, de la posibilidad de que las mujeres puedan actuar en público como los hombres, y símbolo también de la rebeldía de las nuevas generaciones a quienes corresponde luchar por sus derechos tal y como lo hace esta directora saudí.

Pese a su carácter simbólico, es una historia basada en hechos reales, más concretamente en la vida de la sobrina de Haifaa Al-Mansour. En la peícula conviven dos espacios tajantemente separados: los espacios públicos y los privados. Al espectador occidental e resulta impactante esa separación. Las mujeres, dentro del hogar, visten como cualquier mujer occidental y la decoración no difiere en exceso de cualquier hogar europeo. Hay también espacios públicos que nos impactan por su similitud a lugares conocidos, como las grandes superficies plagadas de franquicias. Sin embargo, los personajes femeninos, dentro de este marco de modernidad, resultan absolutamente anacrónicos. Ver pasear a Wadjda con su madre por un centro comercial ataviadas con la abaya resulta verdaderamente chocante. Esas imposiciones hacia la mujer contrasta con el comportamiento masculino que, en lugar de respetar lo que supuestamete debe estar vedado, acosan sexualmente a las mujeres e incluso a las niñas. Así lo vemos, por ejemplo, en varios comentarios o miradas que le lanzan a la joven protagonista.

Es también destacable la banda sonora del magnífico Max Richter, uno de los mejores compositores cinematográficos de la actualidad, que acompaña y ambienta con naturalidad a la película.

En realidad La bicicleta verde es una historia muy sencilla compuesta con elementos muy sencillos que se combinan a la perfección sin dejar cabos sueltos. Un hábil ejercicio narrativo. No es cine protesta a la manera de Cafarnaúm. No pretende golpear el estómago del espectador ni se muestran imágenes truculentas de violaciones, palizas o encarcelamientos inhumanos. No es necesario en una trama como esta. Basta con mostrar las limitaciones de una niña y de su madre para que el espectador reconstruya todo el paisaje.

A pesar de no llegar a la altura de la anterior, tambiémn resulta muy interesante La perfecta candidata, que no por desgracia no tenemos aún disponible en Librarium. La protagonista es una joven doctora cuya máxima ambición es que asfalten el camino que conduce a la clínica. Quiere acudir a un congreso médico en Dubai, pero para ello necesita el consentimiento de su tutor -su padre, que es músico de orquesta y no se lo puede firmar por estar de gira. Busca entonces ayuda en un conocido que trabaja en el Ayuntamiento, pero es época electoral y esta persona solo atiende a quienes quieran presentar su candidatura a la alcaldía. La única opción que le queda a la protagonista es fingor que quiere presentarse a alcaldesa; pero tras la negativa del conocido de darle permiso para salir del país, decidirá tomarse en serio la candidatura. Su máxima, que el camino a la clínica sea asfaltado. Su camino, por su condición de mujer, se verá limitado y a veces ridiculizado por aquellos que no aceptan que las mujeres ocupen cuotas de poder. Al igual que la bicicleta simbolizaba en la anterio película de Al-Mansour un símbolo de libertad y rebeldía, el asfaltado de la clínica representa una mejora para sanar a una sociedad enferma.

 

Trailer de La bicicleta verde

 



Enlaces

La bicicleta verde en Librarium Cine

Ficha en Filmaffinity

 

Recomendación de Jesús Pérez de Vargas Sánchez de Castro
Profesor de Lengua Castellana y Literatura
IES "Virgen de Guadalupe" de Cáceres